Estela a la melancolía Benjamín Ortega Guerra Fue alguien decidido a perderse en la locura y melancolía. Como un enamorado inverso: autodestructivo. Siempre huérfano. Paria. Aislado. Vitalista. Su única isla que lo aliviaba: los balbuceos de sus obras mientras se embriagaban. Una a una las vociferaba. El vértigo fue su equilibro. Diminuto y paliducho felino de la ardiente escritura nocturna que trasmitió su alma en un Never more! Repugnante por tararear sus poesías mientras se balanceaba con el poco equilibrio de racionalidad poética que le sobraba mientras su cuerpo desorbitado…
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