Los conatos de bronca en el Estadio Corregidora de Querétaro, por Andrés González Arias.
De tres partidos disputados en el Estadio Corregidora de Querétaro – después del fatídico 5M – van dos en los cuales se han tenido conatos de bronca.
Y en número de espectadores apenas ha sido regular. conatos, conatos, conatos, conatos, conatos, conatos
El primero que registró conato de bronca, fue en el partido contra el Cruz Azul. Era un partido que la directiva del equipo queretano había solicitado para esa fecha – miércoles 29 de marzo – porque quería aprovechar la buena entrada, pues originalmente era un partido de la fecha 4, de 17 que son. El resultado – 2 a 2 – y el haber otorgado el permiso para la venta de cerveza, hicieron todo los demás. La seguridad contratada, que si funcionó, retiró a más de diez personas seguidoras de ambos equipos por ocasionar disturbios.
La segunda llamada – similar a este caso – se dio el pasado domingo 2 de abril en el partido Gallos Blancos contra los Pumas de la UNAM, partido también de riesgo. Y también la bronca se dio en los últimos minutos del partido, cuando la cerveza está haciendo sus efectos. El conato de bronca se dio en la parte alta detrás de la portería de Gil Alcalá, cuando un aficionado que vestía camiseta blanca empezó una discusión con otros aficionados. El motivo de la bronca es lo de menos, pero se volvió a repetir los efectos de la cerveza. Y sí, por acción pronta de los cuerpos de seguridad, fueron retirados los involucrados en este conato de bronca.
Lo mejor, fue la victoria de los Gallos por un gol a cero.
A ver, convendría analizar estos dos casos consecutivos de conatos de bronca.
En el primer partido de regreso de la afición, se dispuso que solamente se vendiera cerveza durante el primer tiempo. Y es que ahí, además de ir una buena ganancia para el equipo, para los cerveceros que la venden, también lo es para las empresas cerveceras que otorgan regalías al equipo. Y desde luego la presencia de la marca, con ingresos al equipo que los arropa.
Y si en el primer partido – el de Gallos, Juárez – el permiso de venta de cerveza fue solo para el primer tiempo, los resultados fueron halagadores.
La licencia de venta de cerveza depende de la secretaría de gobierno. Valdría la pena un análisis para los partidos que vienen, porque en realidad lo que está en juego – la seguridad del aficionado, ni más ni menos – lo que está en juego también y por la dependencia que autoriza, es algo más que una licencia de venta de cerveza.
Valdría la pena analizar si los controles de acceso pudieran ser más estrictos. Como por ejemplo, el hecho de que, quién incurra en una bronca, se le impida el acceso por, al menos, todo lo que resta de la temporada. Con esto, el aficionado ya lo pensaría dos veces, si verdaderamente es aficionado, y no solo villamelón.
Además, la gente y en este último conato de bronca –el del domingo – la propia gente, a la que si gusta del fútbol, comenzó a gritarle al que la iniciara, el grito de “fuera, fuera”.
En los partidos del último mundial organizado por nuestro país, el de México 86, no se tuvieron broncas ni conatos de bronca.
Estaba recién estrenado el Estadio Corregidora de Querétaro, así, con todas sus letras y no solo como le llaman algunos comentaristas capitalinos, el Estadio La Corregidora, porque este no es el nombre correcto. ¿Cómo La Corregidora? Si no es tienda de abarrotes.
Además, en el gobierno de don Rafael Camacho Guzmán, se abrió una convocatoria para ponerle el nombre al nuevo estadio. Y ahí sucedió una cuestión anecdótica. Abierta la convocatoria, se recibieron muchas propuestas. Una de ellas era la de que el nombre del nuevo estadio debería ser “Andamaxeih” y que punteaba la convocatoria.
Un día, a ese comité organizador los mandó llamar el gobernador Camacho Guzmán para preguntarle cómo iban los nombres para el nuevo estadio.
Y ya le informaron.
“Pues señor gobernador, el nombre que más solicitudes tiene es el de “Andamaxeih”, hasta ahora”.
¿Cómo dice usted?
“Andamaxeih, señor gobernador”.
“¿Anda… que? Andamaxeih, señor.
“Anden chinguen a su madre los que así lo proponen. Además, yo soy el constructor del estadio y tengo derecho a ponerle a mi hijo un nombre que a todos nos cuadre y que nos identifique a los queretanos. A ver, ¿Cuál es el segundo nombre que más se oye? El de Estadio Querétaro, señor.
“Ya está mejor ¿Entonces porque no le ponemos el nombre de Estadio Corregidora de Querétaro?
La idea fue aceptada por el jurado calificador y se decidió por este nombre. Y ese es el nombre oficial.
Entonces, honremos con nuestro comportamiento al nombre de Estadio Corregidora de Querétaro. Así, completo.
Andrés González Arias
Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.
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