AMLO ¿Pifias normales o plan macabro?
El Jicote, por Edmundo González Llaca.
SI el Presidente registró su estrategia de propaganda en la Secretaría de Educación, cuando empiece a trabajar como civil, puede dedicarse a la industria de la persuasión. Fue una estrategia, digna de rivalizar con el arte de la estrategia oriental. El Presidente puede presumir y hasta reclamar derechos de autor por ser el gran creador del fenómeno Xóchitl Gálvez.
Es realmente una hazaña, hacer de una senadora respetable, en cuatro meses, una candidata presidencial que ya compite con personalidades que tienen cinco año en esa misma cruzada.
Todo se inició cuando el Presidente, en su rutinario estilo y gusto por estigmatizar a algún personaje público, eligió a Xóchitl Gálvez. La acusó de ser una opositora de los programas sociales. La Senadora negó la calumnia y le solicitó, de manera acomedida, que la invitara a una “Mañanera”, para aclararle su postura al respecto.
El Presidente profundizó en su estrategia desconcertante, que yo presentaría como prueba de que la inteligencia humana es superior a la inteligencia artificial. Dijo que la recibiría, siempre y cuando le diera la orden un juez. La que obviamente obtendría. Mis sospechas crecieron. Atrás del fenómeno político no está ninguna mafia, está el Presidente.
Gálvez obtuvo esa orden judicial y en un acto mediático fue a tocar las puertas de Palacio, imagen que tuvo una difusión nacional e internacional. López Obrador traicionó a su palabra y se negó a recibirla. Los hechos me dicen que López Obrador preparaba el escenario para que la Senadora explicara las causas por las que estaba a favor de los programas sociales. La narrativa, con tintes novelescos, impactó a la opinión pública. Pifias, Pifias, Pifias, Pifias, Pifias, Pifias, Pifias
López Obrador, en su macabro plan de creación de un fenómeno político, se burló de la historia de Xóchitl, gritando en la Mañanera: “¡Ay tamales”, Era tan burda la provocación del Presidente que, en términos de futbol, podríamos decir que le puso el balón a su interlocutora para que metiera el gol. Lo que no desperdició la Senadora, que dijo: “Es más honesto vender tamales que darle al pueblo atole con el dedo”.
No satisfecho con su astuta estrategia para catapultar a la senadora. Desobedeció la resolución de las autoridades electorales para que evitara nombrarla y le asestó alias tan pueriles como; “La Señora”, “Lady X”; “La innombrable”. Incluso, en el momento en el que la presencia de Xóchitl empezaba a desvanecerse en los medios de comunicación, de inmediato el Presidente volvió a la carga. “¿(En) todo lo que me dicen a mí no hay violación de género, o el género es nada más femenino…?”.
Mi tesis inicial se fortaleció. El Presidente está rodeado de asesores jurídicos. que de seguro le recordaron que existe una “Ley General de Acceso de las Mujeres Una Vida Libre de Violencia” Obviamente es una ley claramente dirigida a proteger a las mujeres y no al Presidente.
No es posible el grado de ignorancia del Presidente, representa otro de sus estratagemas para darle los reflectores al fenómeno Xóchitl. Está tan entusiasmado en su nuevo papel de propagandista de Xóchitl que no la deja de mencionar; el destacado periodista Carlos Marín, denunció la “Xochitlización” de las mañaneras.
Ratifico mi tesis inicial. No es posible que la cantidad de metidas de pata del Presidente sean involuntarias, responden a un macabro plan para impulsar el fenómeno Xóchitl. Al percatarse que su candidata Claudia Sheinbaum, Lady Anticarisma, no tiene chispa y su campaña es más aburrida que la antesala de un dentista, ha decidido apostar a favor de Xóchitl Gálvez.
Estoy seguro que los simpatizantes de Morena van a defender a López Obrador, argumentando que si bien el Presidente tiene fama de socarrón y mañoso, sin embargo no tiene los alcances para organizar algo tan truculento.
Simplemente son pifias presidenciales que se magnifican. Entonces yo alertaría a las “Corcholatas”, simplemente el Presidente ha perdido la brújula Con razón Xóchitl Gálvez se ha comprometido a pagarle la multa que le han aplicado las autoridades electorales a López Obrador por mencionarla. Debe proteger a su inventor como fenómeno político y Jefe de Campaña.
El Jicote, por Edmundo González Llaca.
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