Morena II y último

Morena II

Morena II y último

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Viernes 25 de julio de 2025

Capicúa es una palabra muy familiar entre los jugadores de dominó, es una situación donde, por más que se quiera, es sin escapatoria; se entiende y se lee igual, lo mismo por delante que por atrás. Un ejemplo numérico es 57275. El periodista español Martín Caparrós, nos ilustra sobre la etimología de Capicúa. Viene del catalán: cap que significa cabeza y cúa, cola. Conclusión: cabeza y cola son iguales. Aterrizada la etimología a nuestra realidad política, podemos afirmar que Morena y su gobierno son Capicúa: López Obrador y la Presidenta, son lo mismo.

Hipótesis optimista, sobre todo a favor de la Sheinbaum, que parece la parte más obediente y vulnerable. Así lo comprueban designaciones y defensa de personajes, que atentan contra ella y su gobierno, por lo tanto, son designaciones que solamente pueden provenir del ex Presidente aún en funciones de Ejecutivo.

El drama es evidente, la Sheinbaum y Morena llegaron al poder para no poder. El PRI como partido hegemónico, actuaba como un primer interlocutor con los grupos y dirigentes que fuera del partido encabezaban demandas políticas y sociales. Cuando la causa y el problema llegaban al Presidente, ya había sido analizado en sus facetas y propuestas, que habían sido hechas por los funcionarios responsables y por PRI ante los demandantes. Si el problema había escalado hasta el Ejecutivo, éste ya bien se sabía del perfil de los actores y sus posiciones. El Presidente tenía menos posibilidades de equivocarse.

Banner-Samper-1280x140

Ahora ese cernidor se ha perdido, por egocentrismo o por el centralismo exacerbado, el Presidente y ahora la Presidenta, sacan el pecho a las balas. Los interlocutores también son conscientes de que quien decide es el Ejecutivo. Últimos ejemplos, los padres de los alumnos de Ayotzinapa y los maestros. Los dos grupos se negaron a dialogar con el cortejo del circo y concentraron sus esfuerzos en el dueño institucional.

Otra muestra de un cohete que le suena al gobierno en la oscuridad y no utiliza a su partido o a su gabinete para una primera reacción, fueron las declaraciones de la Presidenta a los calificativos que le hizo Jeffrey Lichtman, el abogado de Ovidio, que la acusó de publirrelacionista de los cárteles de las drogas. La Sheinbaum dejó su supuesta postura de “cabeza fría” y con la sangre, de seguro caliente, le respondió con vehemencia, algo que no amedrentó al abogado y volvió a repetirle la dosis de injurias.

La Presidenta cortó la polémica con: “No se dialoga con el abogado de un narco”. Demasiado tarde, ya lo había hecho. Me imagino que el Secretario de Relaciones Exteriores, ya no digamos Morena, estaban comiendo palomitas viendo el pleito desde sus respectivas barreras. Esta indiferencia al Ejecutivo era impensable en la época del priísmo hegemónico.

Morena no solamente le tiene sin cuidado su abandono a la ideología, también ha dejado de ser gestor social, lo que hacía el PRI, para dar causa y razón de ser a sus representantes populares. Nuevamente es el Presidente o la Presidenta quienes inician e impulsan las grandes obras sociales. Algo muy grave, pues parte importante de la legitimidad de una representación popular es la gestoría social. Diputados y senadores hacen gestoría personal, se limitan a hablar y abogar por un pariente o amigo.

El papel de los representantes populares de Morena es hasta cómico, me recuerdan un chiste. Una esposa celosa está enferma y no puede asistir a una boda. Hace recomendaciones al marido sobre lo que debe ser su actitud en el huateque: “No te sientes en la mesa que te hayan asignado, pues es la de tus amigos y siempre arman escándalo. No hables de religión, ni de futbol ni de política; menos te pongas a contar chistes. No vayas a cenar porque las cenas en las bodas te hacen daño. No bailes porque puedes meterte en problemas. Tú limítate a divertirte”.

Los representantes populares no pueden cambiar ni una coma, no pueden promocionar ni menos reclamar la autoría de un programa social; no cortan un listón. Ellos se deben limitar a estar calladitos, acarrear porras y aplaudir a la hora de alguna inauguración. Deben limitarse a estar en las tribunas o en las primeras filas como testigos entusiastas. Chance y hasta salen en una foto.

En el caso del PRI hegemónico, la dirigencia y la militancia en las elecciones se aplicaban a coordinar los trabajos y la capacidad y la eficiencia de su organización sectorial y regional, al mismo tiempo se evaluaba la plataforma electoral. Morena como partido hegemónico se olvida de esas latosas responsabilidades, pues las elecciones se ganan a billetazos y con el apoyo de los Servidores de la Nación, difundiendo los programas sociales.

Como toda maquinaria electoral y clientelar que se respete, la difusión de programas de largo alcance, son invisibles y hasta estorbosos. En el caso de un tropezón para eso están las autoridades electorales precisamente, para corregir errores y derrotas de campaña.

Morena es un testigo mudo del debate ideológico nacional e internacional. El PRI como partido hegemónico, igual que Morena, en el debate en las cámaras debatía con los opositores y finalmente los dos mayoritean. En el caso del PRI la discusión ideológica era permanente y se agudizaba previo a las elecciones con la elaboración de una plataforma electoral, que se circunscribía tanto a cada Estado como a escala nacional. Era famoso el lema: “Primero el programa, luego el hombre”. Ahora debería ser más incluyente, “Primero el programa y luego las mujeres y hombres”.

Este diálogo interno servía a los candidatos, pues el PRI averiguaba el estado de la opinión pública y sus principales preocupaciones, para ayudar a la elaboración de la plataforma electoral. Esta función en el caso de Morena es imposible, pues los candidatos y candidatas salen de la chistera tropical y de seguro también saldrán las propuestas de legislación y de gobierno.

Para Morena el país no afronta graves y urgentes problemas, no critica nada y de acuerdo con su prócer el pueblo está feliz, feliz, modelando sus caritas para las cajitas felices de productos alimenticios. Obviamente la autocrítica para Morena es una postura tan desconocida como aberrante. ¿Qué decía Lenin al respecto? “La autocrítica es indudable y necesaria para todo partido operante y lleno de vitalidad. No hay nada más banal que un optimismo fruto de la presunción”.

Ahora ha salido a flote lo que los mismos morenistas, ni más ni menos que por el hermano de López Obrador, ha bautizado como “pudrición”. Ante este fondo cenagoso y oscuro, ahora sí los morenistas han sacado el escudo para proteger al denunciado. “No estás solo”, corean. ¡Claro! Con él está toda la pandilla. Asumen su complicidad con un entusiasmo que no tiene parangón con el abandono que dejaron a la Presidenta cuando fue acusada de vinculación con el narco.

Dante Alighieri en su magna obra “La divina comedia”, en la entrada del infierno escribía: “Quien entre aquí que abandone toda esperanza”. En la entrada de las oficinas de Morena bien pueden escribir: “Quien entre aquí, que abandone toda esperanza de conservar su dignidad”.

Morena II

No hay libertad para debatir, para orientar a la opinión pública, para cambiar una coma, no se puede hacer ni crítica ni autocrítica. Morena tiene una disciplina digna de una orden de monjes cartujos o de un club de agachones. La meritocracia está en la lealtad como sinónimo de incondicionalidad y servidumbre. La dirigencia y la militancia están para obedecer lo que pida el prócer o la Presidenta. En caso de duda, preguntarle a Andy.

Morena nació como un partido de un solo hombre, bajo la sombra de un caudillo. En forma más elegante algunos morenistas lo bautizan como movimiento “solar”; hasta el momento permanece así. Un partido integrado por corrientes plurales y ambiciones muy personales, es insostenible. La diversidad está divorciada del estilo capicúa, teniendo como música de fondo: lo que “hace la mano hace la tras”. La mano es el ex Presidente y la tras la Presidenta y sus aliados en la estructura de poder. Este jaloneo no lo resiste la cuerda del poder, su crisis no vendrá de fuera, impulsada por una oposición desfalleciente, sino de una división interna.

Posdata. Decían los griegos, la cuerda del arco no puede permanecer siempre tensa, pues termina aflojándose. Una buena noticia para mis estimados lectores, me voy de vacaciones y no escribiré.

 

 

 

 

 

Edmundo González LlacaEl Jicote, por Edmundo González Llaca.

Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del Portal que lo replica y pueden o no, coincidir con las delos miembros del equipo de trabajo de RedInfo7 Querétaro., quienes compartimos la libertad de expresión y la diversidad de opiniones compartiendo líneas de expertos profesionistas.

Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II, Morena II

Artículos Relacionados