Resurgimiento del “fascismo eterno”: amenazas a la democracia en Europa y más allá
En las últimas décadas, hemos presenciado un fenómeno inquietante: el renacimiento de tendencias autoritarias y populistas que muchos creíamos superadas. Desde Europa hasta América, líderes y movimientos que apelan al miedo, el nacionalismo extremo y el rechazo al liberalismo están ganando terreno. Umberto Eco llamó a esto el «fascismo eterno», una amenaza constante que se adapta a los tiempos para debilitar las democracias.
Los recientes resultados electorales en Francia, Alemania y Austria han encendido las alarmas, recordándonos los oscuros años entre las dos guerras mundiales. La pregunta es: ¿estamos a tiempo de detener este avance?
Elecciones en Europa: un reflejo de la polarización global
Francia y el auge del Rassemblement National
En Francia, el partido ultraderechista Rassemblement National se consolidó como la fuerza política más votada a nivel nacional. Liderado por Marine Le Pen, este movimiento explota el descontento social y promueve un discurso antiinmigrante y nacionalista que resuena entre los votantes.
Alemania: el avance de Alternativa para Alemania (AFD)
El partido AFD, conocido por su postura antiinmigrante, euroescéptica y prorrusa, obtuvo el 33% de los votos en Turingia y el 30% en Sajonia, dos estados clave. Estas cifras colocan a AFD como la segunda fuerza política en Alemania de cara a las elecciones generales de 2025.
Entre sus propuestas más controvertidas está la reducción de la ayuda alemana a Ucrania, argumentando que perjudica a los trabajadores alemanes al desviar fondos de la educación y la seguridad social.
Austria: el triunfo de la ultraderecha
El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) lideró las elecciones generales con un 30% de los votos. Herbert Kickl, su líder, no solo celebró el resultado como un hito histórico, sino que incluso permitió que partidarios entonaran cantos vinculados al nazismo.
El miedo como arma política: un patrón global
Este resurgimiento no se limita a Europa. Líderes como Donald Trump, Vladímir Putin, Víktor Orbán, Narendra Modi y Benjamín Netanyahu han adoptado estrategias similares:
Explotar el miedo: Promover la idea de que las identidades nacionales están amenazadas por inmigrantes, comunidades LGBT, musulmanes y otros grupos minoritarios.
Nacionalismo extremo: Proclamar que sus países representan el «verdadero» espíritu nacional, exclusivo para blancos, cristianos o grupos dominantes.
Rechazo al liberalismo: Atacar a los medios, intelectuales y defensores de las libertades como enemigos del pueblo.
El impacto del populismo en democracias consolidadas
Estos líderes, aunque geográficamente distantes, comparten una agenda que busca erosionar las instituciones democráticas y consolidar el poder bajo sus ideales autoritarios.
El peligro de las similitudes históricas
La situación actual recuerda inquietantemente a los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Antonio Elorza señala cómo, entre 1929 y 1933, las camisas pardas nazis y las camisas rojas comunistas se unieron para atacar a los socialdemócratas, debilitando las democracias europeas y allanando el camino para el fascismo.
Hoy, vemos alianzas y paralelismos entre extremos ideológicos que comparten un objetivo común: destruir el liberalismo y consolidar un poder excluyente.
Una advertencia urgente: las consecuencias globales
El caso de Ucrania
El avance de AFD y otros partidos prorrusos en Europa amenaza con debilitar la respuesta occidental frente a la agresión de Vladímir Putin en Ucrania. La reducción de la ayuda alemana a Ucrania ya es una señal de cómo estas fuerzas pueden influir en la política internacional.
Estados Unidos bajo Trump
Donald Trump, en su campaña actual, intensifica su discurso de odio, culpando a inmigrantes y minorías de los problemas sociales y económicos de Estados Unidos. Su retórica polarizante sigue inspirando movimientos similares en otros países.
La sombra de una tercera guerra mundial
Con líderes autoritarios ganando terreno en diversas regiones, no es descabellado temer que este aumento de tensiones desemboque en conflictos mayores.
Proteger la democracia es responsabilidad de todos
El resurgimiento del «fascismo eterno» no es un fenómeno aislado, sino una amenaza global que requiere una respuesta coordinada. Los ciudadanos debemos estar atentos y actuar frente a:
El uso del miedo como herramienta política.
La normalización del discurso de odio.
El debilitamiento de las instituciones democráticas.
La historia ya nos enseñó las consecuencias de ignorar estas señales. La democracia no se defiende sola; depende de la valentía colectiva para rechazar el autoritarismo y proteger las libertades.
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